Hoy en día este cuadernillo no dice absolutamente nada, sólo los que eramos niños en los sesenta podemos saber la ilusión que hacía cuando lo comprabamos en el kiosko y regresabamos a casa dispuestos a jugar a que sabíamos dibujar.
Me he llevado una gratísima sorpresa al encontrármelo metido entre las páginas de un libro de cuentos, cuando precisamente estaba fotografiando material para publicar en este blog.