Hoy en día este cuadernillo no dice absolutamente nada, sólo los que eramos niños en los sesenta podemos saber la ilusión que hacía cuando lo comprabamos en el kiosko y regresabamos a casa dispuestos a jugar a que sabíamos dibujar.
Me he llevado una gratísima sorpresa al encontrármelo metido entre las páginas de un libro de cuentos, cuando precisamente estaba fotografiando material para publicar en este blog.
Qué suerte has tenido, Lola! Tengo recuerdos muy entrañables de estos cuadernitos, y de la sorpresa que te ibas llevando al rayar con el lápiz. En realidad eran páginas enceradas, a excepción del trazo mismo del dibujo, que es donde se fijaba el lápiz con mayor intensidad. Gracias por este bonito recuerdo...
ResponderEliminarMiguel, si que he tenido bastante suerte. Tenía unos recuerdos muy bonitos de estos cuadernillos. Por desgracia no es mío, es de nuestra amiga Wilma. Besotes
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